Hace una semana estaba impartiendo un curso de formación en marketing práctico, para profesores de FP de un centro de Cádiz. Me parece muy interesante poder dar herramientas y mejorar habilidades para estos docentes, una visión desde una óptica de marketing y que pueden ayudar mejor a sus alumnos.

Aunque la primera parte de las casi 5 horas les hable de las dificultades y carencias que tienen las personas que entran a formar parte del mercado laboral. Me empecé a quejar de la falta de actitud y responsabilidad que, cuando realizo selección de personal, acuden con una desgana y con el paraguas de “yo tengo derecho a un trabajo y tú la obligación de dármelo”.

Nuestro cerebro se rige bajo la tutela del “placer” y del “dolor”, es decir, las cosas que nos producen placer estamos más dispuesto para hacerlas y las que nos producen dolor, pues bueno, digamos que no las tomamos muy bien y solemos postergarlas (procrastinación, como dicen los americanos). Y sobre todo, el cerebro suele estar dominado por una de estas dos fuerzas: La Entropía (ahorro de energía), como ya se sabe el tamaño del cerebro es de 2% y consume sobre un 25% de la energía que producimos. La otra fuerza es la Creatividad, hacer las cosas de forma diferente y ampliar o salir de nuestra zona de confort.

Pues bien, volviendo al concepto de trabajo, cuando decimos que “tengo derecho a un trabajo” está bajo la fuerza de la Entropía, manifestamos que si no tengo trabajo no es por mí, no depende de mí, es culpa del político de turno, de la ciudad, del empresario, etc… que no me dan un trabajo al cual tengo derecho, no lo olvides!! Estoy en la postura de ahorro de energía y no estoy por la labor ni de salir o de ampliar mi zona de confort.

¿Qué ocurre cuando manifiesto que el trabajo es “un Deber y una Obligación”? Que esta afirmación me conduce hacia la Creatividad. Es un Deber y una Obligación… conmigo mismo para el desarrollo personal y profesional. Es un Deber y una Obligación… hacia mi entorno más próximo de familia que depende de mis ingresos. Es un deber y una Obligación… hacia las personas que ayudo en mi labor profesional y se benefician de mi esfuerzo. Es un deber y Obligación… hacia la empresa que me da la oportunidad para participar en su proyecto y al que me quiero dedicar en una larga duración. Y es un Deber y Obligación… hacia la comunidad la cual se beneficia con el pago de impuestos y desarrollo de riqueza de forma directa e indirecta.

Si cambiamos de conceptos, de paradigmas, nuestras percepciones varían y nos convertimos en mejores personas y profesionales. Estamos viviendo un cambio de ciclo apasionante (por favor, dejemos de hablar de crisis!!) y si queremos resultados distintos, debemos de hacer cosas diferentes, debemos empezar a creer más en el potencial de uno mismo que estar quejándose y echando las culpas hacia todo aquello que nos proporciona poca energía que consumir. Usemos nuestra creatividad, cambiemos de hábitos y busquemos nuevos hábitos de héroe!!

Nunca antes hemos necesitado de forma más fuerte la creación de alianzas entre Empleador y Empleados (Empresarios y trabajadores). Para una empresa, un trabajador es un socio más de la compañía que recibe en función de lo que aporta. Para un trabajador, la empresa es la que hace posible que disponga de ingresos y se pueda mantener él y su familia… No busquemos enemigos entre los aliados, esa guerra es catastrófica. Asimilemos nuestros roles y busquemos entre todos el concepto de “Ganar-Ganar” y desarrollaremos proyectos de futuro cuando usamos la Creatividad y no la Entropía.

Por cierto, trabajar es un derecho, aunque depende… ya que si quieres trabajar de médico deberás de tener tu correspondiente título de médico.

Y volviendo a los profesores en mi programa de formación sobre marketing práctico, les propuse una reflexión: ¿qué tal si al finalizar los alumnos sus estudios de FP (o Universitarios) les pasamos una factura de lo que han costado? Es decir, con dos columnas, la del esfuerzo del alumno y su familia para que estudiara (matrícula, libros, etc) y lo que ha puesto la comunidad (instalaciones, profesorado, administración, financiación, etc). Esta factura, similar a la que se produce o se producía en los Hospitales, es a modo de conocimiento y que la formación no es gratis y tiene un alto costo que deberemos valorar. Mi hijo Carlos está trabajando en Holanda, en un McDonald, cuando le propuse que si podía estudiar allí él me contestó que no tenía claro de continuar Holanda y que a un “colega” suyo que había estudiado y que dejo los estudios a los dos años, el gobierno holandés le exigía un montante de 12.000€ en concepto de formación no terminada. ¿Qué cabrones de holandeses o que ingenuos somos los españoles?